El título parece engañoso. Sé escribir, la muestra está en que estás leyendo algo que yo acabo de escribir. Pero cuando digo que no sé escribir me refiero a que soy incapaz de escribir una historia, porque no sé. Escribir un relato más o menos extenso contando una historia, una aventura,...
De esto ya me dí cuenta cuando intenté escribir un libro de fantasía. Empecé a escribirlo en mi ordenador pero lo acabé borrando porque no escribí nada decente, escribí pocas páginas y encima tenía poco de fantasía.
A ello también tengo que añadir lo de este blog. Cuento cosas y muy pocas que sean realmente interesantes. Otros blogs hacen que sea más consciente, si cabe, de las pocas o nulas dotes que tengo a la hora de redactar. Especialmente, cuando leo determinadas entradas como la que puedes leer pinchando aquí.
La entrada que acabas de leer la leí hace unos días....aparte de recordarme mis (pocas o nulas) dotes a la hora de redactar me ha hecho ver que un simple cumpleaños puede dar para mucho. Tanto como que puedes llegar a recordar episodios de tu vida como puede ser tu infancia. Especialmente la infancia, una época de la vida que, como otros capítulos pasados de tu vida, no volverá y suele recordarse con añoranza. En ocasiones, como sucede en esa entrada, recordamos la infancia pero, sobretodo, cosas muy específicas como puede ser esas vacaciones en el pueblo. Ay, la infancia, tantos y tantos recuerdos que no volverán...recuerdos que se recuerdan con añoranza y cariño...que siempre formarán parte de nosotros.
Recuerdos que también han conseguido recordarme que no sé escribir, que no sé redactar y que soy incapaz de contar una historia.
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